Esa es la conclusión que han sacado un grupo de estudiantes daneses tras un experimento que realizaron como parte de una clase de ciencias.
Con esto querían ver si las ondas Wi-Fi tenían algún efecto en la actividad cerebral de las personas, pues ocurría que si al dormir junto a aparatos electrónicos que emiten ondas, les costaba concetrarse. Pero como no tenían la tecnología necesaria decidieron ir por un camino más sencillo. Para ello tomaron semillas de una especie de lechuga para dividirlas en dos grupos: uno estando expuesto a dos routers inalámbricos, mientras que el otro se mantenía en una habitación alejada de la señal. Los resultados tras 12 días fueron estos: las semillas que no estaban junto a los routers comenzaron a crecer de manera normal, a diferencia de las que fueron expuestas a la radiación, las cuales no germinaron e incluso terminaron echándose a perder.
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