Una técnica suiza permite transformar las cenizas funerarias en diamantes. Para muchos es una forma de reencontrarse tras la muerte, lejos de lápidas y urnas. Para otros, se trata de un método frío e impersonal de revestir la muerte con lujo.
Existe una joya única de incalculable valor para quien ha perdido a un ser querido. Una técnica suiza que permite transformar las cenizas funerarias en diamantes se ha convertido para muchos en un reencuentro con esa persona tras la muerte, lejos de lápidas y urnas, que llevan consigo con ternura. "La magia de nuestro servicio es que cuando entregas un diamante, estás prácticamente devolviendo este ser querido al seno de la familia", asegura a EFEstilo Yasmín de la Vega, fundadora de Algordanza Ibérica, filial de la firma suiza.
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